Me propuse ser valiente para demostrarle al mundo que no tenía miedo, ni de él ni de lo que pudiera poner en mi camino... Fracasé.
Me propuse mirar con sensibilidad a los demás para comprender todos sus porqués, sus cómos o sus cuándos... Fracasé.
Me propuse no soñar despierta y si lo hacía, saber diferenciar entre sueño y realidad, para no hacerme ilusiones... Fracasé.
Me propuse alzar la voz y plantar cara para que todos supieran que estaba ahí y tenía algo por contar o discutir, si fuera necesario... Fracasé.
Me propuse valorar mis actos y mis pensamientos para sentirme útil o, a veces, necesaria... Fracasé.
Me propuse ganar y tampoco lo logré.
Ahora sólo me queda proponerme fracasar para volver a llegar al fracaso pero aún así triunfar. Ahora sólo me queda esperar a que todo siga saliendo mal, otra vez y una vez más. Esperar a la derrota. Esperar el final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario